Juicio por la Verdad sobre la Conquista del Desierto
“El Estado tiene que devolver los territorios”
Ivana Noemí Huenelaf, una mujer mapuche-tehuelche, presentó el 16 de agosto de 2022 una denuncia ante los Tribunales Federales de Retiro en Buenos Aires, solicitando que se reconozca el “delito de Genocidio cometido por el Estado Argentino contra los pueblos preexistentes Mapuche, Tehuelche, Ranquel y Pampa en La Pampa y el norte de la Patagonia dentro de un plan sistemático, premeditado, pensado y organizado minuciosamente, ejecutado por el Estado Argentino durante los años 1878 y 1890”
Este violento proceso de ocupación militar de los territorios incluyó “fusilamientos, desapariciones y abandono de personas indígenas, apremios ilegales, torturas, actos crueles inhumanos destinados a causar la muerte o graves daños a la integridad física y mental, reclutamiento de mujeres, ancianos, niños, niñas y adolescentes con traslados y desplazamientos forzosos a campos de concentración, disciplinamiento, despersonalización y cancelación del idioma, cultura y creencias procurando la sustracción de su identidad ancestral, disgregación y separación de las comunidades para evitar nacimientos en el seno de las indígenas, apropiación de menores y luego sometimiento a la servidumbre, trata de personas y hasta esclavitud.”
Fernando Cabaleiro, representante legal de Huenelaf e integrante de la ONG “Naturaleza de Derechos”, presentó documentación oficial que respalda esta afirmación, incluyendo el proyecto de Ley N.º 947 del Presidente de la Nación Nicolás Avellaneda, que promovía la matanza de indígenas, y discursos presidenciales que abogaban por “limpiar La Pampa y la Patagonia” de su población originaria.
Además se mencionpo como antecedente, la Masacre de Napalpí donde en un juicio por la verdad se reconoció la responsabilidad del Estado Argentino en la planificación y ejecución de homicidios y reducción a servidumbre de los pueblos Moqoit y Qom.
Recientemente, el Juez Federal Daniel Rafecas se declaró incompetente en la causa 2.721/2022 del Juicio por la Verdad sobre la Conquista del Desierto y decidió que la misma se tramite en la Justicia Federal de Neuquén. La investigación ahora se encuentra a cargo del Juez Gustavo Villanueva y los fiscales Walter Romero, Miguel Angel Palazzani y Adrián García a través de la Unidad de Asistencia para Causas por Violaciones a los Derechos Humanos durante el Territorio de Estado dependiente del Ministerio Público Fiscal.
En este contexto, conversamos con Ivana Huenelaf
¿Cómo surgió esta necesidad de realizar esta denuncia ?
Es una historia larga, porque tuve la suerte de poder acompañar en algunos procesos de recuperación territorial y conocer la historia que viene pasando en el pueblo mapuche. En los trawun y en las conversas con los papay, chachay , lamien y peñi, íbamos viendo lo que estaba sucediendo y lo que se vivió en este genocidio.
Cuando cayó Elias Garay yem, en la Cuesta del Ternero, me pegó muy mal. Ese día vinimos a hacer una movilización en El Bolsón. Estábamos en el hospital porque Gonzalo estaba herido de gravedad y recibimos una represión por parte de gente del pueblo, que no está de acuerdo con nuestras formas de recuperar territorio. Ese día, pensé en todos los pichikeches que van a la escuela en ese territorio, en mis hijos, en mis nietos, en mí y en todos, porque venimos de un proceso de represión física, moral y judicial.
También, tuve la posibilidad hace 13 años de viajar con unas lamien y unos papay y hacer un trabajo en el Museo de la Plata. Así empecé a compenetrar un poquito con la gente del Colectivo GUIAS. Hicimos un cortometraje, me tocó trabajar de Margarita Foyel y así fuimos hilvanando nuestra propia historia, contada desde las familias.
También el 10 de enero 2017 viví una fuerte represión en Pu Lof en Resistencia de Cushamen y fui detenida. Tuve el acompañamiento del abogado Fernando Cabaleiro de “Naturaleza de Derechos”, que es una organización que está contra la fumigaciones. Ellos están laburando con gente que recuperan, escuelas que quedaron abandonadas por la fumigación. Y así nos fuimos conociendo, entretejiendo redes.
También a partir de esa represión, me encontré con mujeres feministas que nos acuerparon a mi y a mis lamien. Así empecé a caminar y estudiar al feminismo porque en algún momento me cuestionaba si era algo burgués o qué era eso. Pero después, charlando en el territorio con una ñaña, nos dimos cuenta que somos feministas. En ese caminar, la compa Claudia Korol, del Feminismo de Abya Yala, me hizo conocer a Norita Cortiña, Mirtha Baravalle y un montón más.
Fui a un encuentro de las Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora y siempre que pude llegar a Buenos Aires me fui a la ronda de las Madres. Fue allí que Norita y Fernando me ofrecieron el apoyo para hacer esa denuncia. Unos días antes de hacer la denuncia, yo quería ir a Chile porque tenía a mi lonko Facundo Jones Huala detenido allí. Pero no me dejaron cruzar por una causa federal en mi contra. Entonces tuve que ir al Consulado de Chile, en Comodoro Rivadavia. Y ahí entré en esa vorágine de la justicia, del weichan de la justicia.
Y ahí arrancó todo, me fui a Buenos Aires. Me senté con Norita y ella me pasó unos libros de Osvaldo Bayer. También me contó, durante toda una tarde cómo hicieron las denuncias por el genocidio de los 30.000 detenidos – desaparecidos de la última dictadura. Entonces con el abogado Fernando Cabaleiro juntamos la información del Archivo General de la Nación. Porque la denuncia que presentamos está toda escrita por el mismo Estado; por Roca, por Avellaneda, por Alsina, por todos ellos.
O sea que, si bien esta denuncia está hecha a tu nombre, hay todo un trabajo colectivo e interseccional…
Sí. Es impresionante la red que hay. Rafecas en un momento me dijo: ¿Qué te hace declarante? Me reí, saqué el documento, me saqué mi atuendo y le dije, ¿cambié en algo? ¿Mi rostro cambió en algo? Y acá una no está sola porque en la vida, la salida es colectiva. Pero las decisiones importantes, por lo general, uno las toma sola.
Y si bien no había indicios de si alguna denuncia había entrado en Comodoro Py, sí sabíamos que las comunidades trabajaron muchos años, que mucha gente ha recurrido al Poder Judicial, pero nunca los dejaron entrar. De hecho, cuando fui a hacer la denuncia, me frenó la policía. Yo les dije: “voy a hacer una denuncia”, y me detuvieron. Tuvo que intervenir el abogado. Entonces, imagino lo que habrá sido en esas épocas en donde no había derechos reconocidos. Gracias al trabajo comunitario, hoy tenemos un montón de derechos que nos acompañan. De hecho, somos un Pueblo Nación constituido. El objetivo era que la denuncia entre y entró.
¿Y cómo tomas esta respuesta de Rafecas, que se declaró incompetente y ordenó trasladar la causa al fuero federal en Neuquén?
Lo principal que hay que rescatar de Rafecas, es que no encajonó la causa, y se está moviendo. Eso es maravilloso para el pueblo mapuche. Un montón de personas me escriben diciéndome: “Ivana, podemos escribir nuestra historia”. Somos muchos los dispuestos a declarar y estamos organizados. Yo cito un montón de geólogos, antropólogos, historiadores, poetas, escritores, Ahora es momento de que ellos muestren sus estudios, sus análisis, porque no hay nada que buscar, no hay más nada que decir. Lo que se está gestando en este momento no tiene precedentes.
¿Qué expectativas tenés a partir de ahora? ¿Cómo te gustaría que termine esta demanda?
La revolución (se ríe) Se me vienen un montón de cosas a la cabeza, por ejemplo, la realización de todo nuestro Pueblo nuevamente. Bandana Shiba, dice que la revolución es de mujeres. Y las mujeres otra vez empezamos a encontrarnos, acuerparnos y a trabajar en el territorio. Junto con esa revolución están las 20.000 almas también. Es un esfuerzo eterno para esas 20.000 almas que todavía no pueden encontrar justicia y verdad.
Esto recién comienza. Lo que acabamos de hacer un grupo de personas es un dolor de cabeza para el Estado, porque lo interpelamos en conjunto con el Poder Judicial. A veces me dicen: ¿Quién va a pagar el genocidio si están muertos?” El Estado tiene que devolver esas tierras.
Me encantaría hacer que se reconozca lo sucedido para que se pueda estudiar en la escuela y llevar con orgullo un apellido indígena, un rostro indígena, un color indígena. Que les quede claro a todos que somos gente de la tierra. Esa es la gran diferencia entre el indígena, en este caso del Puel Mapu, con las otras personas.
Últimamente se debate sobre el avance de las nuevas derechas, el autoritarismo, la pérdida de derechos, sobre todo a partir de que gana Milei Villarruel. Cuál es tu mirada respecto a esto?
Para nosotros el Estado, siempre fue el mismo y siempre hizo lo mismo con nosotros. Nunca respetaron los derechos ni nada, no me influye quién esté de presidente, porque todos vendieron los territorios con nosotros adentro. En todos los gobiernos, algo hicieron siempre con nuestras gentes. Si uno hace la línea temporal de todo lo que nos vienen haciendo, no hay un gobierno que no haya hecho algo atroz contra nuestras mujeres y nuestras infancias. Entonces tenemos que estar atentos para que esto no siga sucediendo, porque lo van a seguir haciendo, pero nosotros que estamos bien organizados, porque tenemos derechos y porque tenemos la verdad. Nosotros tenemos una justicia espiritual, tenemos una ancestralidad, ese es nuestro carácter.
¿Cuál sería, si existe alguna, la reparación para el Pueblo Mapuche Tehuelche?
Que se restituyan los territorios, a la gente de los barrios, a la gente que necesita. Que se cuente lo nuestro y lo que se vivió, en los nuevos manuales y en las nuevas historias.
También decir que el Estado está en deuda conmigo, porque hace 7 años, desde aquella detención, sufro una lesión. Llevo cuatro cirugías, perdí mi mano izquierda y pasé a hacer una discapacitada por el Estado. Así que también tiene que reconocer eso.
¿Qué le dirías a alguien que sospecha de su identidad pero no puede reconocerse mapuche aún?
No tendría nada para decirles. Primero, porque no me considero quién para decirles que hay que reconocerse, porque yo estoy en ese proceso de encontrarme con mi cultura, con mi ancestralidad, porque fuimos desarraigados. Y finalmente, porque eso lo hacen nuestros espíritus y cuando llegan ellos siempre nos ayudan.
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