Intento de desalojo en Lof Mapuche Yanten

Respaldado por agentes de policía, un oficial de justicia llegó con una supuesta orden de desalojo contra la familia Acosta, perteneciente a la comunidad Lof Yanten. A pesar de la suspensión del despojo, la presión y el daño ya estaban presentes. La situación se enmarca en décadas de adquisiciones de tierras por parte de intereses corporativos, exacerbando los conflictos territoriales en la región. La causa se encuentra en la Suprema Corte de Justicia de Mendoza a espera de resolución.

El pasado 26 de febrero, la comunidad mapuche Lof  Yanten, ubicada en la zona del Cerro Nevado, fue blanco de un intento de desalojo. Según informaron, un Oficial de justicia, respaldado por más de 20 agentes de policía y personas contratadas por el ex presidente de la Bolsa de Comercio de Mendoza, Luis Abrego de La Sarita S.A., se presentaron con una orden de desalojo en contra de la familia Acosta, perteneciente a la mencionada comunidad.

La Lof Yanten, asentada en territorio tradicional que abarca partes de los departamentos sureños de Malargüe y San Rafael, se encuentra en una ubicación de difícil acceso, con caminos deteriorados y en total abandono de mantenimiento. Esta situación dificulta aún más la vida cotidiana de sus habitantes, que se vieron sorprendidos por la presencia de las autoridades y fuerzas policiales. Mientras la comunidad llevaba a cabo una actividad tradicional de rodeo, se produjo un tenso acontecimiento ante la llegada del personal del Poder Judicial y policial enviados para el desalojo.

Desde la comunidad señalaron que el despliegue para el desalojo se asemejó a una redada, con la presencia de matones. Miembros de la lof tuvieron que retirarse hasta una zona con señal para comunicarse con su abogado defensor y la organización Malalweche, quienes inmediatamente se presentaron ante las autoridades pertinentes. Allí  fueron notificados de la suspensión del desalojo. Sin embargo, el operativo sobre el territorio mapuche ya estaba en pleno funcionamiento. Luego de generado el clima de intimidación, la policía se retiró dejando las pertenencias de la familia Acosta afuera de su vivienda.

Pasado el recorrido por las distintas instancias judiciales, es en la Suprema Corte de Mendoza donde se deberá definir si se lleva adelante el desalojo exigido por Abrego. Gabriel Jofre, werken de la Organización Mapuche Malalweche explica: “Fue un procedimiento muy raro porque tendría que haber pasado directamente a la Corte Suprema y en el mismo acto suspender el proceso de desalojo. No se hizo eso porque se aplicó un código de procedimiento, tuvimos que meter una nota ayer de urgencia y por eso se suspendió. Ahora está en la Corte Suprema, ese error administrativo provocó que hayan llegado al territorio y hayan hecho el daño que se hizo.”

Luego de la tensa jornada se llevó a cabo una asamblea donde se revisó la situación y se expresó el apoyo a Lof Yantén desde diversas comunidades y organizaciones. A su vez, se definieron las acciones a seguir en esta lucha por la defensa de los derechos y el territorio mapuche.

Los orígenes del conflicto

Jofre señala que entre 1902 y 1916 se vendieron más del 90% de las tierras al sur del Río Diamante. ”Eso significó miles de hectáreas en manos de familias que nunca vivieron allí, nunca estuvieron. En algunos casos, esas tierras fueron rematadas por deudas con el Estado, porque en su mayoría eran terrenos que tenían para pedir préstamos. En esos nuevos remates, sobre todo a fines de la última dictadura militar en los 80, empiezan a constituirse unas empresas mixtas, en muchos casos avanzaban con cateos de minas (permisos que le dan para para exploración minera)”, recuerda.

Hace más de dos décadas, Luis Abrego y otros nombres asociados a la estructura político-empresarial corporativa de San Rafael, junto con intereses vinculados al este de Mendoza, iniciaron una vorágine de adquisición de tierras que marcaría el destino de vastas extensiones del territorio sureño, en pos de negocios inmobiliarios. Otros intereses que rondan en Mendoza son las concesiones petroleras, vislumbrando también la posibilidad de explotación minera en zonas con antecedentes de esa actividad en décadas pasadas.

El werken de Malalweche refiere que la figura de Abrego, como representante de estos nuevos terratenientes, emergió en un contexto de transformaciones socioeconómicas y políticas.Con la reforma constitucional de 1994, que transfirió la responsabilidad de los catastros a las provincias, señala. La situación se tornó aún más compleja ante la falta de reconocimiento de los territorios indígenas comunitarios lo que derivó en los negociados de estas extensiones, llamadas por el Estado “tierras fiscales”, exacerbando los conflictos territoriales en la región.

En este contexto, hace aproximadamente 15 años, surgió Malalweche, organización Mapuche que reúne a las comunidades originarias del sur de Mendoza, conscientes de la creciente presión ejercida por los terratenientes sobre los pobladores ancestrales de la zona. Pobladores Mapuche, cuya posesión ancestral comunitaria se remonta a generaciones que lejos de las lógicas de la propiedad privada se encontraron desafiados por títulos supletorios obtenidos a través de procedimientos legales cuestionables, que los excluían de su participación en el proceso.

Jofre indica que: Los terratenientes se caracterizan por no tener posesión, pero en los últimos años empezaron a utilizar a otros pobladores de la zona , promoviendo una interna enorme entre la población local. Ayer, en el marco del intento de desalojo a Lof Yanten, ya traían gente para dejar el puesto como encargados.” Las supuestas mejoras realizadas por los terratenientes, como la instalación de alambrados, se ven enmarcadas en un contexto de transformación del paisaje y apropiación de bienes comunes, conocidos como recursos naturales.

Sin embargo, la resistencia persiste. A pesar de los intentos de desalojo y la presión ejercida por los intereses económicos, las comunidades originarias mantienen firme su vínculo con los territorios y su determinación por defender sus derechos.

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