Macovalle destruyó más de 100 hectáreas de territorio Mbya
Escribe: EMIPA
Semanas atrás, desde el Equipo Misiones de Pastoral Aborigen se dio a conocer que Tekoa Takuapi Mirĩ –ubicada en Colonia Mado- había sufrido el desmonte de gran parte de su territorio, relevado en el marco de la Ley 26160.
Aunque la denuncia se realizó el 26 de agosto, las intervenciones no pararon y finalmente se constató que la empresa Macovalle era responsable de tales actos destructivos.
Ahora, el Ministerio de Ecología suspendió el plan de manejo que le había otorgado a la compañía, ya que se comprobó que el apeo se estaba realizando ilegalmente en territorio indígena –habitado por más de 100 familias junto a la Comunidad Ysyry- y donde no tenían permiso para hacerlo.
Esto motivó la solicitud de un informe, que fue realizado por Héctor Keller, Ingeniero Forestal y experto en Etnobiología Guaraní, en el que da cuenta de los innumerables daños causados no solo a la cultura y forma de vida de las familias Mbya, sino a la biodiversidad en general.
En este sentido, el especialista detalló que de 125 hectáreas de selva, hubo “un total de 103 has devastadas, de las cuales 43 has fueron convertidas a suelo desnudo por tala rasa, incluyendo diseño y quema de escolleras”, y “83 has han sido objeto de una violenta extracción de árboles nativos mediante uso de maquinaria pesada”.
Asimismo, detalló que un total de 15 especies nativas fueron taladas, entre ellas aju’y, Nectandra angustifolia (Lauraceae); aju’y jo’a, Nectandra lanceolata (Lauraceae), apyteryvi, Cordia trichotoma (Boraginaceae). “Todas las especies apeadas constituyen recursos medicinales para la farmacopea guaraní y algunos de ellos, como el aju’y y el y’ary, revisten un invaluable valor simbólico”.
Por otro lado, consta en el informe que “las operaciones fueron efectuadas mediante maquinaria pesada, motoarrastradoras forestales que han causado cuantiosos daños colaterales”, como también “han alterado cursos hídricos que constituyen fuentes eventuales de agua potable”.
Se han pasado por encima leyes ambientales y reglamentaciones sobre derechos indígenas establecidos en el Convenio 169 de la OIT, empezando por su aprobación mediante la Ley 24071, la 26160 de Emergencia Territorial, además de la 26331 de Bosques Nativos, entre otras.
Por otra parte, no se han respetado fajas perimetrales de lotes ni fajas protectoras de cursos de agua, bañados y vertientes, ni la prohibición de quemar residuos en áreas de rozado de bosques nativos.
Estas operaciones forestales dañaron profundamente la selva guaraní y sus recursos, a los que sus habitantes accedían mediante “una delicada red de delgados senderos sinuosos y apenas perceptibles en la espesura” y según consta en el informe, la gravedad del daño a lo largo de esas 125 has se ve de norte a sur a lo largo del sendero principal.
El Pueblo Mbya nuevamente fue víctima y testigo del ecocidio de su territorio ancestral, de la impunidad y la avaricia de los poderosos, que no temen destruir el ambiente ni a toda una Nación para llenarse los bolsillos.