Las mujeres de los pueblos Chicha y Kolla luchan por su identidad

Encuentro en la Puna

Hace unas semanas, emprendí un viaje al extremo norte de la provincia de Jujuy, en la región de La Quiaca, para conocer a Jorgelina, Estela, Catalina, Ana, Irma y Celia. Desde sus territorios, esas mujeres de los pueblos Chicha y Kolla sostienen luchas profundas por la tierra, la lengua y la memoria indígena. La idea era generar un vínculo con sus comunidades que desde hace años enfrentan los impactos de proyectos mineros y políticas que avanzan sin consulta ni consentimiento. Me abrieron sus puertas y compartieron sus historias.

Confianza tras la desilusión

En contextos donde la presencia externa suele venir de la mano de funcionarios, periodistas alineados con intereses estatales o técnicos vinculados al extractivismo, ganarse la confianza no es tarea fácil. Las comunidades han aprendido a desconfiar, a protegerse, a esperar con prudencia. Sin embargo, estas mujeres decidieron apostar al diálogo. Ese gesto fue el inicio de una conversación que, poco a poco, se transformó en colaboración.

Memorias de lucha: el Tercer Malón de la Paz

Durante nuestras conversaciones, uno de los relatos que emergió con más fuerza fue el del Tercer Malón de la Paz. Todas las mujeres presentes participaron en la marcha que llevó a cientos de representantes indígenas desde Jujuy hasta Buenos Aires para denunciar la reforma constitucional provincial, que habilita el avance extractivo sobre tierras ancestrales.
Durante más de cuatro meses acamparon frente a la Corte Suprema de Justicia, soportando el frío, la indiferencia de los medios y la represión. Esa experiencia fortaleció vínculos entre comunidades, visibilizó su resistencia y reafirmó la urgencia de que se escuchen sus voces. La experiencia del Tercer Malón de la Paz, que fortaleció los lazos entre diversas comunidades en una lucha común, será desarrollada en profundidad en un próximo artículo.

Un museo para recordar, un salón para compartir

Desde la comunidad aborigen Escobar, Jorgelina y Estella desean crear un museo comunitario en el salón que hoy utilizan como espacio de reuniones. Allí quieren reunir piezas heredadas de sus abuelas: tejidos, objetos cotidianos, fotografías, herramientas. Se trata de transmitir una historia viva, tejida con las manos de quienes habitaron la puna mucho antes de la llegada del Estado.
El museo también será un espacio para el encuentro y la creación. Planean realizar talleres, charlas, visitas guiadas, todo en clave de turismo comunitario, una forma de recibir a visitantes sin perder el control sobre el relato y los ritmos de la comunidad.

El valor de las piedras: arte rupestre y saberes ancestrales

Muy cerca del territorio de la comunidad, se encuentran piedras talladas con símbolos antiguos que han sido transmitidos de generación en generación como parte del legado ancestral. Las mujeres quieren proteger este patrimonio. Esta defensa del arte rupestre es también una forma de reivindicar la presencia ancestral en el territorio y de resistir el relato oficial que invisibiliza sus raíces.

Salvar el quechua desde las escuelas

Una de las preocupaciones más urgentes es la pérdida de la lengua. En la comunidad, las escuelas de quechua están quedando vacías. La migración, el desinterés institucional y la discriminación hacen que cada vez menos jóvenes se animen a estudiar en esas escuelas. Las mujeres buscan revivir esos espacios, mejorar los materiales pedagógicos, formar nuevas docentes y recuperar el valor simbólico del quechua. Dicen que la lengua es un territorio más que debe defenderse.

Tejer redes entre mujeres

Lo que más impacta al estar con ellas es la red invisible de apoyo que han tejido. Se organizan para cuidar a las niñas y niños, se reemplazan cuando alguna debe viajar, se acompañan en los momentos difíciles.

Miradas al futuro: buscando aliadas

Hoy, estas comunidades buscan aliadas: personas, organizaciones o instituciones que puedan proporcionar ayuda financiera para el desarrollo del turismo comunitario, la construcción del museo, la documentación del arte rupestre y el fortalecimiento del quechua.

Foto de portada: Jorgelina y Estela (Comunidad Escobar), Catalina (Comunidad Cholacor), Ana (Comunidad Chocoite), Irma (Comunidad Cangregillos) y Celia (Comunidad La Pulpera)

Texto y Fotos: Léa Roumégoux, estudiante de Derecho, pasante del Ceppas y colaboradora de infoterritorial.



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