Los ciclos de la tierra, los ciclos de la política
Escribe: Silvina Ramírez
1 de Agosto, día de la Pachamama, de la madre tierra. Las culturas andinas celebran, homenajean, ofrendan a la tierra que hace posible su sobrevivencia como pueblos. En numerosos medios de comunicación se señala la efeméride, se recuerdan los motivos del festejo, se hace alusión a los ciclos vitales de la tierra, al tránsito del invierno a la primavera, a la preparación de la tierra para la siembra, y así, se indican cuáles son las tradiciones: traguitos de caña con ruda, hacer un agujero en la tierra para ofrecerle a “la pachita” alimento y otros enseres, y así honrar a quien nos da alimento y cobijo.
Son los ciclos de la tierra los que, año tras año, se van renovando, resurgiendo, en un devenir que señala nuevos comienzos. El día de la Pachamama es mucho más que una fecha en el calendario o un conjunto de rituales, es un día que simboliza la relación estrecha de los pueblos indígenas con el territorio, pero no sólo ellos sino todos los que queremos vivir en un mundo en donde se respete la dignidad de todos los seres vivos. Hace un año, en este mismo espacio, escribí: “(…) Los pueblos y comunidades indígenas en el norte argentino piensan y viven el 1 de agosto como una fiesta, en donde se fortalece el vínculo que los une con la pachamama, y en donde las ofrendas tienen el sentido del agradecimiento y de la rogativa para poder vivir un año futuro más fructífero. En un país en el que predomina el ensalzamiento a las grandes inversiones –basta citar el régimen de incentivo para las grandes inversiones, RIGI, recientemente aprobado en la llamada ley de bases- la revalorización de las semillas, la protección del agua, la soberanía alimentaria, adquieren un sentido mucho mayor, y configura el día de la pachamama como una fecha con un significado aún más emblemático (…)”
Pensaba que, así como existen ciclos en la tierra, también existen ciclos en la política. Que lo que hoy genera un presente muy oscuro para la madre tierra y sus bienes comunes naturales, no puede perdurar. Que la actual gestión de gobierno, y todo lo que ella representa, es parte de un ciclo que necesariamente concluirá. Las agresiones que hoy sufre la Pachamama, el cambio climático, terremotos, tsunamis, es un reflejo de la embestida contra los Pueblos Indígenas, el desconocimiento de su preexistencia, y centralmente el desconocimiento de sus derechos. La destrucción de los territorios va de la mano con la vulneración de los derechos indígenas. El extractivismo a la vez que despoja a los Pueblos Indígenas, provoca daños inconmensurables en el hábitat.
No puede recordarse y celebrarse el día de la Pachamama y, simultáneamente, aplaudir la profundización de un modelo de desarrollo que la socava irremediablemente. De lo que se trata es de ser consciente de su relevancia, de trascender el carácter meramente pintoresco de su efeméride, para llegar a entender el significado de la madre tierra para nuestras vidas. Un año más, otro primero de agosto, los Pueblos Indígenas andinos como telón de fondo, y otro ciclo vital que termina y empieza, un símbolo quizás de que los ciclos políticos –como los ciclos de la naturaleza- también tienen un fin, y sus horizontes se renuevan.
📷 Roxana Sposaro
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