El crimen prefecto
Escriben: Gioia Claro – Roxana Sposaro
Cobertura colaborativa: Revista Cítrica -Radio Zona Libre- Infoterritorial
Esta semana finalizó la etapa de declaraciones testimoniales del juicio por el fusilamiento de Rafael Nahuel, que ya lleva dos meses. Los últimos testigos fueron miembros de la Prefectura Naval Argentina, de Buenos Aires y de Bariloche, requeridos por la fiscalía. Aunque continuaron refiriendo al comentario de los prefectos imputados sobre un “enfrentamiento”, ninguno de ellos pudo aportar datos contundentes a favor de la teoría que sostienen las defensas de los integrantes del grupo Albatros que están imputados. Tampoco lo harían los únicos cuatro testigos propuestos por una de las defensas, ya que el abogado defensor Marcelo Rocchetti desistió de ellos a poco de finalizar la audiencia del miércoles.
Algunos pocos efectivos dicen haber escuchado alguna “detonación”. Otros no escucharon absolutamente nada de los al menos 130 disparos efectuados por sus camaradas contra la comunidad mapuche, contra Rafael Nahuel.
El primero en declarar el martes fue Nicolás Adolfo Ramírez. El Albatro, miembro del Grupo Operacional Antidisturbios (G.O.A.). Mencionó que estaba en el grupo designado para custodiar el predio desalojado, en el puesto que estaba más cercano a la ruta, cuando escuchó por radio que pedían refuerzos. Refirió que subieron 5 o 10 metros pero que el oficial a cargo le pidió que no avanzaran más. Allí les avisaron que “habían tenido contacto” y que “probablemente hubo enfrentamiento”.
Luego de que todos los efectivos descendieron, vio bajar dos personas con una especie de camilla improvisada hasta la ruta. Después fue la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) al lugar y les retuvieron pertenencias y armamento provisto. No escuchó detonaciones.
Iván Manuel Caballero, Albatro Línea de contención del G.O.A., declaró no haber visto agresiones a los efectivos de las fuerzas, ni escuchar detonaciones o disparos. Mencionó que, al final de la jornada, ya en el móvil de Prefectura, hablaron con el equipo de G.O.A. de lo que pasó. Ante esta declaración, Marcelo Rocchetti, abogado defensor de Sergio Cavia, Carlos Sosa y Francisco Pintos, interrumpió: “La pregunta podría llegar a ser autoincriminante”, en referencia a lo que el prefecto habló con los compañeros. Entonces el fiscal le preguntó si había algo que recuerde en relación a eso. Caballero respondió que sólo hablaron de cómo se sentían, de qué iban a hacer, si les faltaba algo.
Axel Hernán Noguera, hoy cabo primero de Prefectura, en ese momento era Albatro marinero del G.O.A. Relató que se encontraba ya relevado en el hotel lindero al predio cuando recibieron una solicitud de apoyo. Subieron unos metros cuando se encontraron con un grupo que venía bajando. Le ordenaron ir a buscar agua. Minutos después, escuchó “un grito en otro idioma” y vio cómo esposaron a dos personas que bajaron con una camilla improvisada. También recordó que tuvo un ataque de pánico y que no supo qué pasaba, hasta que le explicaron que les sacaban todo para investigar lo sucedido.
Osvaldo Diosnel Villalba, miembro de Prefectura de Bariloche, declaró que no escuchó ningún disparo o detonación en ningún momento, y a su vez dijo no saber dónde fue el “enfrentamiento” y que no vio nada. Sin embargo, relató que horas antes de los hechos se encontraba en el primer puesto, a 50 metros de la ruta, y que su tarea era “no permitir que nadie entre o se meta en el predio”. Mencionó que a los dos puestos que estaban más arriba “les tocó hacer un recorrido para arriba del predio” .
Vía radio le informaron que habían llegado a una casa precaria y que se lo retransmitió a Pablo Rubén Berra, quien les dio la directiva de hacer fotos, filmaciones y replegar a base. El grupo le contestó que bajaban “hasta la antena” esperando al otro grupo.
-¿Cómo sabe que replegaron hasta la antena?, preguntó Mariano Przybyksky, abogado de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
-Me dijeron a mí, las directivas se supone que se deben cumplir a rajatabla, respondió Villalba.
Según el relato de los propios albatros imputados en este juicio y los que estaban cerca de ellos, sólo dos de los cuatro (Francisco Lezcano y Sergio García) bajaron hasta la antena. Sergio Cavia y Carlos Sosa quedaron arriba escondidos. Francisco Pintos y Juan Obregón subieron hasta donde estaban los otros dos escondidos y el grupo de la comunidad.
Según relató Villalba, a las 16 aproximadamente se encontraba en el hotel cuando recibieron solicitud de apoyo los 4 que estaban arriba. “Habían sido emboscados y estaban siendo atacados”, mencionó. Comenzaron la subida pero se encontraron con el grupo que había subido y bajaron todos juntos, remarcando que desde el momento que tuvo intervención no hubo enfrentamiento ni detonaciones de un lado ni de otro y que tampoco tuvieron contacto directo con nadie.
A su vez mencionó que en el grupo, previo a que los mapuche bajaran con el cuerpo de Nahuel, comentaron que habían sido emboscados, que “fueron atacados con piedras y lanzas y armas tumberas”. También recordó que escucharon gritos del monte y vio cómo bajaban con la camilla el cuerpo. “Cuando llegan se los reduce inmediatamente. Cubrimos con los escudos, cuidando de la zona que estábamos, y quedaron al lado del móvil nuestro. Fuimos trasladando la camilla adonde le dé sombra”.
Saúl Norberto Encina, otro prefecto de Bariloche, se encontraba en servicio de guardia en Villa Mascardi. En su testimonial mencionó que pasados unos 20 minutos de las 16 escuchó por radio HT que se requerían de refuerzos y apoyo, información que retransmitió al puesto 1. Recordó ver descender personas gritando entre los arbustos, por lo que se replegó en la zona de resguardo junto a su compañero y descendieron cerca de Parques Nacionales. A su vez, mencionó haber visto la ambulancia en la zona de la ruta y a las personas que descendieron con una camilla precaria. Afirmó que en ese momento nadie le comentó nada de lo sucedido. No escuchó detonaciones, ni disparos.
Testigos de memoria selectiva
Ángel Tomás Medina, miembro del grupo Albatros, relató que al recibir el pedido de apoyo subieron unos 400-500 metros, donde se toparon con los efectivos que bajaban. Allí les dijeron que recibieron “disparos de armas de fuego“ y les indicaron que habían recibido “una amenaza”, mencionó.
Ante las preguntas de la fiscalía, Medina fue dudando en sus respuestas y fue ambiguo en su relato. El fiscal le preguntó sobre la “amenaza con arma de fuego”. Marcelo Roccchetti se quejó: “Que no se contradiga, y que no le pregunten cualquier cosa”.
El Juez Alejandro Silva, quien presidió las audiencias, también resultó molesto con la situación, le pidió al testigo claridad y que se ponga de acuerdo en lo que decía.
“Nos dijeron ‘bajemos, bajemos, bajemos¿ como que había pasado algo grave”
-¿Alguna amenaza? -preguntó el juez.
-No, que bajemos que había pasado algo.
-¿Amenaza o no amenaza? Recuerde.
Przybylski interrumpió al juez. “El testigo acaba de decir, no forcemos al testigo. Es importante pero no le digamos más: fíjese, piénselo bien, intente recordar”.
El defensor Marcelo Rocchetti señaló que el testigo se estaba contradiciendo. El querellante, Przybylski, cuestionó: “El único que habla es Rochetti y le dice la respuesta al testigo”. “Estamos frente a un testigo que acomoda las respuestas a su beneficio”, sentenció Rochetti.
Finalmente, el testigo aclaró que no escuchó disparos ni detonaciones y que sólo escuchó gente cuando estaban bajando con la camilla.
Hugo Matías Duarte, Albatro, declaró que estaban almorzando cuando recibieron un pedido de apoyo, entonces se subieron en un móvil y fueron hasta el portón donde se ingresaba al predio desalojado. Subieron corriendo unos 50 o 100 metros y se encontraron con los efectivos que venían bajando, les dijeron que tuvieron un “enfrentamiento”. A su vez, detalló que le comentaron que “había un par de personas, que eran bastante bien guiados, como que tenían entrenamiento y estaban bien organizados, entrenados”.
Tampoco escuchó disparos o detonaciones, solamente unos 15 minutos después escuchó una buena cantidad de gente y una persona que gritó que había un muerto. Entonces su jefe del GOA le dio la voz de que lo bajen y dos personas con una camilla improvisada lo bajaron hasta la ruta.
Horacio Alberto Cornejo, miembro de Prefectura Bariloche, mencionó que a las 16 aproximadamente se encontraba en el hotel de Parques Nacionales cuando les avisaron que personal que estaba en la montaña necesitaba apoyo. “Subimos un poco pero nos dijeron que iba a subir otro personal, de otro destino. Que nos quedemos ahí, que ya volvían“. Los que subían eran Javier Pintos y Juan Obregón, parte de los Albatros designados como “grupo de protección a elementos logísticos, apoyo y seguridad del grupo GOA a la Policía Federal“.
Sin embargo, Obregón declaró hace unas semanas en ampliación de su indagatoria sobre su rol asignado en el operativo: “No participamos del desalojo. Nuestra tarea era proteger equipos. No teníamos equipamiento para desalojo“.
Cuando volvieron, Cornejo relató: “Escuchamos gritos pero no vi ninguna persona, seguimos avanzando hasta la ruta y allí el oficial a cargo me mandó a buscar agua al hotel, cuando volví, se volvieron a escuchar gritos (…) De lejos veo que traen una camilla con una persona y la dejan como atrás nuestro“. No escuchó detonaciones ni disparos, sólo “gritos y ruido como de instrumentos, una cosa así”, mencionó.
Daiana Retamales, de Prefectura Bariloche, declaró que estaba en el puesto 1, lindante a la ruta 40 cumpliendo su turno de guardia cuando cerca de las 16 subió un grupo de Albatros al puesto 3 para hacer recorridas. Según su declaración, a los 20 minutos se escucharon “gritos y detonaciones” y se pidió apoyo por vía HT sin indicar el motivo. Ella retransmitió ese pedido a la base.
También mencionó que, ya en la ruta, se le acercó una mujer caminando que le manifestó que su hija estaba arriba y podría estar lastimada. Era María Nahuel, tía de Rafa y mamá de Johana Colhuan, también herida en el operativo, quien insistió en no retirarse. Le pidió ir al baño, se puso a hablar por teléfono y la llevó a la ruta, ya que tenía la orden de sacarla del lugar.
Retamales mencionó haber escuchado detonaciones previas al pedido de apoyo.
“Por el sonido puede decirse que eran armas de fuego”, refirió aunque no pudo identificar qué tipo de arma de fuego. A su vez, dijo no recordar cuántas detonaciones, pero mencionó “unas cinco o seis”.
Los oscuros pasillos de la Prefectura
Ángel Aguirre, cabo primero de Prefectura, de la agrupación Albatros, estaba a cargo de un móvil como chofer. Relató que estaba durmiendo cuando les dijeron que replieguen. “Los gritos se escuchaban de arriba de la montaña (…) gritos de película, gritos de indio… no sé si alguna vez vio una película de indios, así se escuchaba”, refirió el prefecto.
“En ese momento nadie me comentó qué había pasado. Al tiempo se habló de que hubo un enfrentamiento. Con el tiempo nos enteramos de lo que había pasado”. “Cosa de pasillo nada más”, mencionó.
Daniel Mario Gómez, entonces jefe de Prefectura Naval, fue convocado en Buenos Aires por el Director de Operaciones de Prefectura.
Para dimensionar la magnitud del operativo desplegado por el Estado para desalojar a 7 familias mapuche: en la Policía Federal le ordenaron a Gómez armar un equipo de 100 efectivos, sólo para el segundo anillo de contención del operativo de desalojo que se iba a realizar por orden del juez Villanueva en Villa Mascardi. Este grupo tenía armas antitumulto, no letales.
Dentro de este contingente estaba el grupo Albatros, destinado a resguardar el colectivo en el que venían, y que tanto el personal como los armamentos, materiales y equipos que trasladaban, viajaran con seguridad. Ellos sí portaban sus reglamentarias Pietro Beretta 9 mm y los subfusiles MP5 con munición letal.
Luego del desalojo, y ya retornando a su base de Buenos Aires, a Daniel Mario Gómez le ordenan “dejar un contingente menor, con movilidad propia” para la “seguridad” del predio desalojado. Él le da las indicaciones a Julio César Mostafá para armar el grupo especial que se quedaría custodiando el territorio.
¿Por qué, ante una nueva orden a la Prefectura de custodiar el predio desalojado, Mostafá elige, de los 100 efectivos asignados para el operativo, 20 albatros que estaban destinados a una tarea secundaria y preparados con armas letales?
Mostafá, el jefe a cargo de este grupo, es quien semanas atrás, en este mismo juicio, reconoció actuar bajo la influencia de lo que leía en Clarín y otros medios sobre “el conflicto en Mascardi” y “la R.A.M”. ¿Habrá tenido influencia en esta elección también?
Desde dónde llegan las órdenes, y cómo verdaderamente se transmiten, es algo que queda en el secreto y complicidad de las fuerzas, en esos “pasillos” donde se escuchan “cosas”, como refiere el prefecto Aguirre. Más allá de la orden judicial, que unos pocos leyeron, según las declaraciones emanadas a lo largo de este debate, sólo es posible imaginarlas por la magnitud de los operativos, los objetivos y, sobre todo, las consecuencias de los mismos.
Cerca de las 16, el prefecto Pablo Rubén Berra, al mando del grupo que se encontraba montaña arriba, llamó a Daniel Mario Gómez para avisarle que había habido un “encuentro”.
El fiscal le preguntó si se reunió con la autoridad judicial en algún momento. Gómez respondió que no. La primera orden se la dio la Policía Federal y la segunda, la Prefectura Naval, mencionó. Con respecto a si le habían indicado los límites del predio, respondió que le indicaron “el predio de Villa Mascardi”.
Últimas audiencias
Ya superada la instancia testimonial, el juicio continuará con la inspección ocular en la Lof Lafken Winkul Mapu el 24 de octubre. De la misma participarán las querellas, tres testigos mapuche, sobrevivientes al operativo y dos de los cinco Albatros imputados con sus defensas. Se realizará con la utilización de un geolocalizador, que lo va a facilitar Gendarmería Nacional, y la PFA estará a cargo de las fotografías y filmaciones.
El 1 de noviembre será una instancia de incorporación de prueba y de posibilidad de ampliación o nueva declaración indagatoria de los imputados. Sergio Cavia, principal acusado en este juicio como autor del disparo homicida, va a ampliar su declaración, según adelantó su abogado defensor, Marcelo Rocchetti.
El 7 y 8 de noviembre serán los alegatos finales de las querellas de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos Nacional (Regional Bariloche) de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y de la Fiscalía.
El 14 y 15 de noviembre serán los alegatos de las defensas de los Allbatros.
Finalmente, el 22 de Noviembre, tres días antes de cumplirse 6 años del asesinato de Rafael Nahuel, finalizará este juicio con las palabras finales de los imputados y el veredicto del Tribunal Federal de General Roca.
Foto de Portada: Jaime Carriqueo