Mujer mapuche condenada por lesiones leves y resistencia a la autoridad durante desalojo violento
El 22 de septiembre del corriente año, el Juez Hugo Greca declaró culpable y condenó a Yessica Bonnefoi Carriqueo Antimil a 6 meses de prisión en suspenso por provocar un rasguño en la cara a una agente policial. El hecho sucedió durante los operativos en la Lof Lafken Winkul Mapu, en Villa Mascardi, que se iniciaron el 23 de noviembre del 2017 con el violento desalojo y detención de mujeres y niños y culminó el día 25 con el homicidio por la espalda de Rafael Nahuel.
Yessica relató durante el juicio que las fuerzas federales llegaron sin mostrar ninguna orden de allanamiento o dar explicación, le tiraron gas pimienta y la empujaron al piso, aun teniendo su niño en brazos. En ese contexto, Yessica no niega que se produjera contacto físico y forcejeo: “Nos querían sacar a los nenes de los brazos. Más vale que voy a defender a mi hijo y tirar manotazos para todos lados”, reafirmó.
A su vez, reconoció entre los testigos al uniformado que se le acercó estando ella en el territorio, pero detenida, y le arrojó gas pimienta en la cara. “Nos gritaban lo de siempre, indios de mierda tienen que irse de acá”, detalló.
Laura Taffetani, de la gremial de Abogados y Abogadas, recuerda “El desalojo fue muy violento, en su momento nosotros lo denunciamos, se tiró gas pimienta a los chicos y estuvieron un día detenidos en una comisaría…”
Llamativamente, cuando ése es el principal dato que la mujer mapuche menciona al relatar lo sucedido, la cabo María Florencia Pérez alegó no haber visto niños, aunque sí escucharlos.
Los abogados de la defensa, Laura Taffetani y Eduardo Soares -pertenecientes a la Gremial de abogados y abogadas- le consultaron a Pérez sobre los protocolos de personal especializado para el trato a menores, pero la uniformada no pudo responder con claridad. La defensa insistió con la pregunta: “¿Usted y su compañera que estuvieron en la primera fila tienen alguna especialización en el tratamiento de menores?” La agente se quedó en silencio por un rato, y su cuerpo respondió con un contundente movimiento de cabeza: No.
Ante la pregunta de la defensa acerca de si había personal capacitado para intervenir ante un desalojo en un lugar donde hay infancias y mujeres, todos los testigos de la primera audiencia dijeron que no y afirmaron desconocer la existencia de algún protocolo ante esta situación.
Por ser Mapuche
Casi 6 años después de que tres mapuche fueran baleados por la espalda, se debate si el homicidio de Rafael Nahuel Salvo, con una bala 9mm de un subfusil mp5 perteneciente a un efectivo de Prefectura, fue en contexto de enfrentamiento, como sostienen sus defensas.
En Bariloche, en el transcurso de dos días, se juzgó a una de esas mujeres detenidas el 23 de noviembre, por causar un rasguño en la cara a la policía María Florencia Pérez cuando se resistió a que le quiten de sus brazos a su hijo, de un año de edad.
Mientras los prefectos imputados por “homicidio en legítima defensa” transitan el juicio en libertad y asisten al mismo de modo virtual, Yessica fue imputada por un rasguño, y por usurpación (un delito excarcelable), y se encuentra alejada de sus 5 hijos en una celda de 1,5 x 2 mts en una dependencia de la policía aeroportuaria. En el juicio presencial un gran operativo de fuerzas de seguridad realizó el traslado de la mujer mapuche.
Los operativos de noviembre del 2017 registraron 3 heridos de bala con orificios de bala que ingresaron desde la parte posterior del cuerpo; sus nombres son Johana Colhuan, Gonzalo Coña y Rafael Nahuel, quien falleció minutos después.
Hasta el momento, en los dos juicios, sólo se mencionaron un rasguño y un piedrazo como lesiones a los uniformados.
Estos dos procesos judiciales marcan el contexto político actual, en el que la teoría de los dos demonios -que parece reflotar en rancios candidatos- no es más que un cachetazo de la realidad, que recuerda que el tan temido futuro para algunos es el presente de otros.
Escribe Romina Lema
Foto: Roxana Sposaro