La interculturalidad es clave para abordar la crisis climática

En una entrevista con Ignacio Francisco Prafil, Lonko de Lof Fvta Anekon, se desmontan las acusaciones contra su pueblo sobre los incendios que ya han consumido más de 15.000 hectáreas en Rio Negro.

Escribe: Léa Roumégoux

El fuego en la cosmovisión mapuche

Para el pueblo mapuche, el fuego es uno de los cuatro elementos fundamentales de la creación junto con el agua, el aire y la tierra. “Los mapuche empiezan sus ceremonias con el fuego de manera controlada y circular, agradeciéndole”, explica Prafil. Su uso no es arbitrario ni destructivo, sino que tiene un propósito espiritual, filosófico y territorial.

En las ceremonias, el fuego es central, pero su manejo es siempre responsable. “Si quemara un bosque, me estaría destruyendo a mí mismo. Entonces no puedo usar este fuego para destruir, sino para poder sanar, curar, fortalecer los espacios”, señala el entrevistado. En este sentido, la tradición mapuche no concibe la quema del bosque, ya que atentaría contra la misma comunidad y su entorno.

Políticas forestales y falsas acusaciones

Los incendios en la Patagonia no son un fenómeno nuevo. Según Prafil, “siempre ha habido incendios en Neuquén, Río Negro y Chubut a partir de diciembre/enero” con la llegada de la temporada seca, pero en los últimos años su magnitud ha aumentado debido al cambio climático y a la falta de políticas de prevención.

Uno de los factores clave en la expansión de los incendios es la sustitución de especies nativas por especies exóticas, con fines comerciales. “La planta autóctona del territorio fue modificada por la exótica, en este caso por los pinos. Su cultivo tiene un objetivo comercial para la Provincia de Río Negro”, afirma Prafil. Desde 1960, el monocultivo de pinos y el abandono de muchas de estas forestaciones ha alterado el equilibrio del ecosistema, provocando mayor cantidad e intensidad de los incendios y que éstos sean difíciles de controlar.

A pesar de estos factores estructurales, se culpa sin pruebas al pueblo mapuche. “Es muy fácil culpar al pueblo mapuche. No se olviden que los mapuche ya estaban viviendo en lugares como El Bolsón. No puedes decir eso así nomás, sin tener pruebas”, denuncia Prafil. Estas acusaciones responden a un patrón recurrente de criminalización de las comunidades indígenas, que históricamente han defendido sus territorios de intereses privados y estatales.

Rol del Estado y la falta de prevención

La falta de políticas ambientales efectivas y la ausencia de recursos adecuados para la prevención y combate de incendios agravan la situación. “En las políticas de Estado no hay suficiente mirada de cómo resguardar el bosque. A nivel nacional, lo están protegiendo cada vez menos y no destinan suficientes recursos”, señala Prafil.

Además, detrás de los incendios hay intereses inmobiliarios y políticos que buscan lucrar con la tierra devastada por el fuego. “Cuando quemas bosques, el valor de la tierra es otro”, advierte el entrevistado. La especulación inmobiliaria, los proyectos extractivos y la falta de regulación favorecen un modelo de explotación que no sólo perjudica a las comunidades indígenas, sino al conjunto de la sociedad.

Hacia una gestión intercultural del territorio

Para prevenir estos desastres, es fundamental aprender de la cosmovisión indígena y adoptar un enfoque de gestión del territorio basado en el respeto y la conservación. “La cosmovisión indígena siempre involucra administrar, guardar, preservar”, explica Prafil. Sin embargo, el modelo de gestión estatal sigue centrado en la propiedad privada y en la prohibición, sin considerar la relación ancestral de los pueblos indígenas con la naturaleza.

Una política ambiental efectiva debería integrar el conocimiento y la experiencia de las comunidades indígenas. “Si los gobiernos fueran más abiertos, revolucionarios, tendrían que aprender la cosmovisión de cada pueblo indígena: hablar, comprender su lengua, su danza, su música, hablar con la naturaleza”, sostiene Prafil. La interculturalidad es clave para abordar la crisis climática y prevenir desastres como los incendios forestales.

En conclusión, las acusaciones contra el pueblo mapuche en el contexto de los incendios en Río Negro carecen de fundamento, y responden a una estrategia de estigmatización y desplazamiento territorial. Lejos de ser responsables del fuego, las comunidades mapuche han demostrado tener un profundo respeto por la naturaleza y un conocimiento valioso para su conservación. Como afirma Ignacio Prafil, “aquí se trata de la vida, y la tenemos que cuidar entre todos y todas”.

Foto de portada: Mapuche observa territorio quemado en cercanías del Cerro Nahuelpan – Roxana Sposaro



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