COP 30: entre discursos verdes y extractivismo

Mientras Belém se convierte en sede de la COP30, los gobiernos que lideran las negociaciones climáticas continúan promoviendo proyectos extractivos en el Sur Global, profundizando una contradicción que pone en riesgo tanto los compromisos ambientales como los derechos de los Pueblos Indígenas.

Hasta el 21 de noviembre, la ciudad amazónica de Belém, en Brasil, es el epicentro de la diplomacia climática global al inaugurar la 30.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 30). El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) identificó seis temas centrales que las delegaciones deben abordar con urgencia:

1. Limitar el calentamiento global: Los compromisos actuales sitúan al planeta en una trayectoria de entre 2,3 °C y 2,5 °C de aumento para fin de siglo. La COP30 exige recortes más profundos de emisiones, especialmente en sectores como energía, transporte e industria, para evitar que el rebasamiento del límite de 1,5 °C sea prolongado y devastador.

2. Fortalecer la adaptación climática: Las naciones en desarrollo necesitan más de 310.000 millones de dólares anuales para 2035 para enfrentar fenómenos extremos y el aumento del nivel del mar. La COP30 debe establecer una nueva meta global de financiación para la adaptación y renovar el compromiso de Glasgow, que expira este año.

3. Cumplir la promesa financiera Brasil y Azerbaiyán propusieron movilizar 1,3 billones de dólares anuales hasta 2035 para apoyar la acción climática en países del Sur Global. La propuesta exige reformas en bancos multilaterales, alivio de deuda y mecanismos que atraigan inversión privada.

4. Impulsar soluciones innovadoras: La COP30 destaca iniciativas como la campaña Beat the Heat, el plan Food Waste Breakthrough para reducir el desperdicio de alimentos y el mecanismo Tropical Forest Forever Facility, que remunera a los países por conservar sus bosques. Estas propuestas buscan fortalecer la resiliencia y reducir emisiones desde enfoques locales y comunitarios.

5.Garantizar transiciones justas: La acción climática debe incluir a trabajadoras, comunidades vulnerables y regiones dependientes de industrias contaminantes. Se espera que la COP30 apruebe el Mecanismo de Acción de Belém, que articula empleo, capacitación y diversificación económica como pilares de una transición energética inclusiva.

6. Reactivar el espíritu del Acuerdo de París: A diez años de la COP21, la COP30 busca recuperar el impulso político y la ambición climática. Aunque el Acuerdo de París evitó un escenario de 3,5 °C, el mundo aún enfrenta riesgos graves. 

No obstante, mientras las delegaciones reunidas en Belém proclaman compromisos climáticos, los Estados continúan promoviendo proyectos extractivistas que contradicen sus propios discursos. La expansión de fronteras petroleras, la flexibilización de normativas ambientales y el avance de megaproyectos mineros y agroindustriales en territorios indígenas y ecosistemas críticos revelan una brecha estructural entre la retórica internacional y objetivamente las políticas estatales

Por dar sólo un ejemplo, en Brasil -el mismo país donde se lleva a cabo la COP30- el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (IBAMA) otorgó a la empresa Petrobras el permiso para iniciar la perforación de un pozo petrolero en las proximidades de la desembocadura del río Amazonas. 

Esta contradicción socava la credibilidad de los acuerdos multilaterales y pone en riesgo los objetivos climáticos y los derechos de los Pueblos Indígenas y comunidades locales que enfrentan en primera línea los impactos del modelo extractivo.

Las comunidades indígenas denuncian

La Flotilla Amazónica Yaku Mama, integrada por representantes de 60 organizaciones indígenas y aliadas de la Amazonía, Mesoamérica, República del Congo e Indonesia, llegó a Belém luego de recorrer más de 3.000 kilómetros por los ríos Napo y Amazonas. En el transcurso de la travesía, que se inició el 16 de octubre en Ecuador, las delegaciones visitaron comunidades ribereñas en Ecuador, Perú, Colombia y Brasil. De estos encuentros, recabaron testimonios sobre los impactos del extractivismo, la minería ilegal y la deforestación y las posibles soluciones climáticas impulsadas por los propios Pueblos Indígenas. 

Las exigencias de la Flotilla Yaku Mama 

La caravana exige a la COP30 la toma de medidas concretas para una transición energética justa, liderada desde los territorios y no desde los intereses corporativos o gubernamentales.

1. Reconocer y garantizar los derechos territoriales de los Pueblos Indígenas y comunidades locales como la estrategia climática más efectiva para proteger los bosques, ríos y la biodiversidad.

2. Asegurar el financiamiento directo y sin intermediarios para quienes cuidan la vida. Aunque se prometieron 1,700 millones de USD en la COP 26, el 76% de los fondos del Fondo Verde para el clima sigue en manos de intermediarios internacionales.

3. Garantizar la participación plena y con poder de decisión de los Pueblos Indígenas en la transición energética para evitar nuevas zonas de sacrificio. La transición debe respetar el Consentimiento Libre, Previo e Informado.

4. Integrar la protección de los defensores de la tierra en todas las políticas climáticas.

EL grito ancestral

En este contexto, también más de 300 indígenas con el apoyo de organizaciones sociales, protagonizaron el VIII Grito Ancestral del Pueblo Tupinambá. La acción pacífica tuvo lugar dentro de la Reserva Extractivista Tapajós-Arapiuns, e incluyó la ocupación simbólica de barcazas de carga, en protesta contra la expansión del sistema de canales de Arco Norte y el proyecto del ferrocarril Ferrogrão. Durante cinco horas, cuatro embarcaciones de apoyo y seis barcos más pequeños rodearon tres convoyes de barcazas de soja, mientras que los líderes indígenas subían a las estructuras portando pancartas que decían “Alimentos sin veneno” y “La agricultura pasa, la destrucción se queda”.

La organización y movilización de los Pueblos Indígenas expresa el compromiso de quienes habitan y protegen los territorios. Su acción no se pliega a los discursos oficiales que, mientras hablan de sostenibilidad, promueven proyectos extractivos que amenazan sus tierras y formas de vida. Frente a esa contradicción, las comunidades indígenas sostienen una defensa coherente y activa del medio ambiente, sin ceder ante el discurso demagógico de quienes en la práctica impulsan su destrucción.

📷 Coletivo Apoena Audiovisual



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