La Voz Indígena: resistencia y memoria en Tartagal
Transmitiendo desde el corazón de la ciudad de Tartagal, a 355km al norte de la ciudad de Salta, la radio comunitaria “La Voz Indígena” es un espacio de resistencia en defensa de los territorios y la memoria histórica. En este espacio se visibilizan problemáticas y urgencias que asedian a las comunidades originarias. Pero en él también se recuperan relatos y saberes, fortaleciendo identidades y la memoria ancestral que la lógica colonialista ha intentado borrar.
Lo que hace única a “La Voz Indígena” es la diversidad de quienes la sostienen. Integrantes, mayoritariamente mujeres, de los Pueblos Guaraní, Wichí, Weenhayek, Toba, Qom y Chorote conforman este colectivo plural, que rompe los silencios impuestos a fuerza de avasallamientos y enciende micrófonos para amplificar reclamos urgentes de las comunidades: denunciar desalojos, el avance de los desmontes, los agronegocios y la contaminación, y la falta de acceso a recursos esenciales como el agua potable.

Desde su primera emisión, el 11 de octubre de 2008 —fecha que reivindica el “último día de libertad” de los pueblos de Abya Yala—, esta emisora ha sido el único medio de comunicación indígena bilingüe en Salta. Sus murales, trazados por Luis Giménez, artista guaraní, son testimonio visual de la lucha que resuena en cada transmisión.
La dirección de la radio está codirigida por tres mujeres: Felisa Mendoza, perteneciente al Pueblo Guaraní, y Nancy López, al Pueblo Wichí-Weenhayek. Tras el fallecimiento de la directora por parte del Pueblo Toba, Lidia Maraz, su hija comenzó a integrarse en la comisión, iniciando una nueva etapa para la representación de su comunidad.

Junto a ellas y otras tantas, la antropóloga Leda Kantor, que hace 30 años trabaja comprometidamente con las comunidades, fue clave en la construcción de la Organización de Mujeres Indígenas ARETEDE. Este colectivo impulsó la creación de la emisora y un valioso archivo que se materializó en la colección “Memorias étnicas vivas de los pueblos originarios”, una colección de, al momento, 10 libros que reúnen las memorias de los pueblos originarios de la zona.
En mayo pasado, ARETEDE y *La Voz Indígena* presentaron su último libro, en el que se narran las vidas y resistencias de mujeres defensoras territoriales. “Cuando reclamamos, sacamos la historia, porque es lo único que tenemos. Es la memoria que nuestros padres nos dejaron y que hoy está escrita por nosotras. Queremos que no se pierda, que esté en un archivo para que nuestros nietos y bisnietos encuentren lo que hemos contado”, expresa Miriam, integrante de la Comunidad Kyelhuk (Quebracho), del Pueblo Weenhayek, y una de las mujeres que plasmó sus vivencias en “Voces de luchas ancestrales. Memorias de mujeres defensoras territoriales”.

Felisa Mendoza, que además es cacica de la Comunidad Guaraní 9 de Julio, enfatiza la importancia de este medio: “La Voz Indígena es la única radio donde podemos hablar libremente sobre nuestras situaciones y lo que pasa en las comunidades. A veces hay desalojos, atropellos de terratenientes o cosas que no se informan en otras radios. Por eso, es muy importante para nosotros, porque es una herramienta que construimos como pueblo indígena”.
María Miranda, hija de Felisa, explica que actualmente son siete las mujeres que motorizan ARETEDE. Por estos días, Don Benito Arias, del Pueblo Qom, se encuentra al frente del programa matinal, mientras las mujeres trabajan incansablemente en talleres, ferias y encuentros para garantizar la visibilidad de sus derechos, la solidaridad y la transmisión de sus saberes ancestrales.

La lucha por sostener el medio sigue siendo ardua. Sin pauta oficial, su actividad depende del trabajo autogestivo y del apoyo solidario de oyentes y amigos. Recientemente, afrontaron un pago de $120.000 por el servicio de luz, un esfuerzo que no merma el compromiso de quienes que sostienen la emisora. A pesar de los obstáculos económicos, continúan trabajando para visibilizar las urgencias de sus comunidades. “Nosotras, como mujeres, sabemos la situación de las comunidades, así que seguimos trabajando, viendo las necesidades de la gente y los problemas”, señala Felisa.
En un contexto donde los derechos indígenas siguen siendo cada vez más vulnerados, “La Voz Indígena” se erige como un canal de empoderamiento y memoria viva. La lucha de las mujeres de ARETEDE es, en sí misma, una acción de fortaleza de profundo significado, que invita a la sociedad a escuchar, reconocer y acompañar su demanda de justicia territorial.

En cada emisión, en cada página escrita, “La Voz Indígena” resiste. Porque en un país donde aún se niega la existencia plena y los derechos de los pueblos originarios, narrar y hacer visible sus voces es luchar con dignidad.
Para contactar y colaborar con La Voz Indígena: aquí
- Dictan prisión preventiva a Facundo Jones Huala
- “Mapuche Mollfün: la sangre tira”, la primera obra de teatro con elenco mapuche, se estrena en Esquel
- La Voz Indígena: resistencia y memoria en Tartagal
- Misión Camila: El legado charrúa brilló en CABA
- Los desmanes de ex presidente de la Administración de Parques Nacionales